Paul Thin encarna la enésima revisión de un formato que ha impactado para siempre en la cultura contemporánea: Operación Triunfo. Tras tres años en barbecho, el programa producido por Gestmusic y ahora alojado en Prime Video regresaba. Prometían que OT2023 sería como siempre, pero como nunca, y han cumplido su palabra: han roto de nuevo todos los récords de audiencia y de seguimiento, principalmente a través de internet, donde hoy se encuentra el público objetivo al que jamás pierden de vista –y razón principal de su éxito–. De hecho, varios componentes del equipo que trabaja sin descanso entre bambalinas desde hace años confirmaba que no recordaba tal fervor por el talent show desde que se emitiera aquella desbocada primera edición que alumbró la primera generación de triunfitos.
Hoy, el talento ha evolucionado, pero no la esencia, y este cantante granadino –conocido en casa como Pablo Delgado– se alzaba el pasado febrero con el segundo puesto del concurso, ese que históricamente se ha asociado al éxito masivo y que en anteriores ocasiones han abrazado nombres como David Bisbal, Manuel Carrasco o Aitana. No en vano, los comienzos de Paul Thin en esta carrera hacia el triunfo fueron aplaudidos con vehemencia por jurado, público y profesores.
Su actuación en la gala de presentación sirvió de acicate para encender las alarmas sobre su talento, que se expandía más allá de los estándares que hasta ahora se presuponían al programa. Su propuesta escénica resultó, semana tras semana, absolutamente diferente a lo anteriormente visto en lo que a música y concepto se refiere. No se conformó con versionar a otros artistas, sino que retorció cada tema para hacerlo suyo en voz, producción, puesta en escena y estética. Un periplo personal en el que, lejos de acomodarse en la base que traía de casa, ha experimentado su propia historia de catarsis, redención y éxito tanto en lo profesional como en lo personal.
Fan confeso del programa, el Paul Thin que se presenta hoy dista de manera infinita del Paul (a secas) que entró en OT2023. Centrado ahora en su proyecto personal, Thin no ha sido un concursante al uso. Sus tres meses en la Academia televisiva le han sido un viaje transformador hasta encontrar su camino como un artista sin precedentes de entre todos los que hasta ahora ha alumbrado el formato. Su manera diferente de entender la música ha conquistado a un público fiel que ha abrazado su singularidad sin miramientos. Un fervor desmedido por lo genuino que ha hecho que ahora muchos de sus seguidores pierdan las uñas esperando su primer single, dÓNDE. Un tema con aires hip hop en el que experimenta con sonidos nuevos, como él mismo relata, y que, si todo sigue su curso, escucharemos el próximo 12 de abril.
Sigo sin ser consciente de todo. Es un proceso lento, porque estamos tanto tiempo trabajando y haciendo tantas cosas que no te paras a pensar en lo que está pasando. Lo que tengo claro es que OT ha sido una etapa y ahora comienza la era de Paul Thin. Quizá ese ha sido el cambio de chip que más rápido he hecho. Ahora estoy muy centrado en mi música, en mi proyecto personal, en todos mis conceptos y en la promoción de mi primer single.
El single se titula dÓNDE y, si todo va bien, estará fuera el 12 de abril junto al videoclip. Estoy muy contento porque musicalmente es 100% yo y creo que es un buen punto de partida. Al principio lo íbamos a tirar por un estilo más reguetón, pero al final nos fuimos a otras cosas. Esto no quiere decir que no lo vaya a haber en otros temas, pero con dÓNDE hemos tirado hacia un punto más juguetón, por así decirlo. A partir de ahora, mi música se va a ir a un sonido más cercano al hip hop, como del otro lado del charco, estamos jugando y experimentando con sonidos nuevos. Lo que quiero es que se me vea a mí, ya no solo con lo que digo, sino con cómo lo digo con la música, y creo que esta canción lo consigue.
Hemos estado afinando hasta el último momento. En la Academia teníamos muy poco rato para trabajar con los productores, y entre una reunión y otra pasaba mucho tiempo. Una vez fuera, hemos podido estar en contacto constante, hemos llegado a estar 10 - 12 horas metidos en el estudio. Creo que nos hemos entendido muy bien y hemos encontrado la manera orgánica de contar todo lo que queríamos contar. Coger todos los elementos y herramientas y ponerlos en un sitio en el que se sienten naturales es una de las cosas de las que más orgulloso estoy.
Yo lo viví de una forma muy natural, en ningún momento pensé que estuviera haciendo algo rompedor. Todo surgió después de un ensayo. Pregunté si se podían hacer ciertos arreglos para llevar el tema a otro punto y hacerlo más épico, y me dijeron que sí. Los profesores me ayudaron mucho en este sentido, siempre han confiado mucho en en mis ideas y me han dado mucha libertad creativa, y cada semana eso fue creciendo hasta que llegó la final, que es cuando más cambios hicimos con diferencia.
Las primeras semanas fueron un poco complicadas para mí, porque sí tuve esa presión conmigo mismo. Yo no esperaba que me dijeran esas cosas de la actuación de la Gala 0. Yo iba simplemente a subirme al escenario y ya está, pero cuando vi que parte del jurado se ponía de pie y que al día siguiente me hacían esos comentarios en el repaso de gala, supe que tenía que subir el listón.
Con el tiempo, toda esa presión se fue. Comprendí que iba a hacer otras cosas y que si una semana una actuación estaba un poco por debajo, la siguiente estaría por encima. A partir de ahí, enfoqué el concurso en hacer lo que yo sentía a nivel artístico, y creo que fue cuando más yo me sentí en el escenario.
Cuando convives con gente con tanto talento, empiezas a compararte. Así que cuando llega algo como una nominación, es inevitable pensar que no vales lo mismo que tus compañeros. Con perspectiva, esas nominaciones me vinieron bien a nivel personal.
La primera fue un punto de inflexión. Fue cuando elegí When The Party's Over, de Billie Eilish, una canción que siempre había querido cantar. También fue cuando decidí tocar el piano. Supe que era capaz, que tenía que hacerlo y que daría todo de mí.
La segunda fue la que me abrió la mente por completo. Yo venía de cantar otro tipo de canciones y además pensaba que me iría a casa, así que decidí mostrar por completo quién soy yo a nivel artístico. Fue cuando escogí la Music Sessions #57, de Milo J y BZRP, que era un rap poco común en el programa. Además, pedí que cambiasen Paul por Paul Thin y me hice el tinte –pasó de un moreno rapado a un pelo platino en llamas y rematado con un distintivo mechón negro–. Fui consciente de que aquello era un concurso y, aunque el factor competitivo seguía ahí porque siempre quieres llegar lo más lejos posible, quería hacer algo de lo que me pudiera sentir orgulloso.
OT se convierte en tu vida, y la vida no es siempre alegría y color. Cuando te meten en una casa con 15 personas a las que conoces de un mes, tienes que aprender a convivir con ellos y entender las relaciones que tienes con cada persona. Esas primeras semanas fueron más complicadas para mí, porque yo soy una persona más introvertida y personalmente me costó integrarme, pero me pasó aquí igual que me ha pasado en cualquier otro momento de mi vida, la única diferencia es que ahora está grabado. Al final nos hemos convertido en una familia, hemos convivido durante tres meses juntos, nos conocemos como nadie y me llevo a gente que sé que es para toda la vida.
Yo creo que es muy importante ser conscientes de que la gente se está dando cuenta de la importancia de la salud mental, de que estar mal es normal y de que no pasa nada por no estar contento todo el rato. La felicidad, igual que la tristeza y el resto de emociones, no es un estado ilimitado, son momentos. El Operación Triunfo, el canal 24 horas daba pie a vernos en todos esos momentos. Es la muestra de la vida de 16 chavales, no hay espacio para otra cosa que no sea ser, y creo que esa diversidad, tanto de forma de ser, de orientación y de entender la vida se ha visto de forma natural, porque estábamos siendo nosotros. Viendo a mis compañeros, yo personalmente agradezco mucho que hayan sido capaces de mostrar esa seguridad y que hayan hecho cosas que antes no se hacían en televisión. Y no lo han hecho porque era lo que tocaba, sino porque eran ellos y se sentían cómodos siendo ellos, y eso es una cosa que admiro un montón de todo el grupo.
Para mí, todo este cambio estético ha sido un proceso muy natural, porque ha venido también con un cambio emocional y personal. Una persona es lo que siente y lo que comparte, y la estética es gran parte de una persona. Yo me siento mejor y más seguro cuando me veo mejor, y esta seguridad que tengo ahora ha venido porque confío en mi estética, ya no solo en la parte física, sino en cuanto a mi forma de mostrarme. Estoy más seguro con mi cuerpo, con mi forma de ser, a la hora de elegir la ropa... Hace años yo vestía de una forma muy sencilla, y me di cuenta de que a mí no me gusta lo sencillo. Yo soy muy maximalista, me gusta mucho expresar lo que siento de todas las formas en las que pueda, y mis referentes artísticos son gente que ha utilizado la estética como una forma de comunicarse más allá de la música o del cine. Por ejemplo, Miley Cyrus es una de las artistas que más idolatro, por lo que fue capaz de hacer en los 2010. Gracias a cómo luchó por ser ella misma, cambió la perspectiva de millones de personas sobre lo que podía hacer un artista y rompió estereotipos. También pasó con Elton John o David Bowie, que son artistas que me marcaron mucho.
Ahora mismo, mis referentes más fuertes son Childish Gambino, Kendrick Lamar, Rosalía y Frank Ocean. También productores como Timbaland. Gente que juega, que cuando piensa en su música te das cuenta de que lo hacen de manera diferente y que dicen algo ya no solo con sus letras, sino con su estética, con su forma de contar, con sus visuales, con todo. Son artistas de concepto. A mí me gustaría, dentro de unos años, poder ser ese tipo de artista y que, en una entrevista como esta, alguien pueda tenerme a mí de referente como yo tengo a mis artistas.
Me hubiese encantado enseñar más cosas, me han faltado un par de galas. Tenía en mi lista de canciones temas de Aerosmith, Due Vite de Marco Mengoni, Sakura de Rosalía… Canciones que a nivel vocal hubieran mostrado más cosas, pero por cuestiones de tiempos y derechos no pudo ser.
Mi primer recuerdo de OT no fue viendo el programa en sí, sino por mi madre. Cuando vi con ocho o nueve años El jorobado de Notre Dame, ella me enseñó el disco de la Gala Disney, en el que Bisbal canta Sueña, el tema principal de la peli. A partir de ahí, me contaron lo que fue Operación Triunfo y empecé a saber de la existencia del programa.
La primera edición que vi fue la de 2017 y, en concreto, la actuación de Shake it out de Amaia me marcó mucho, la he visto infinidad de veces. Encontrarme con todo lo que hacían encima del escenario e interpretar canciones de otros artistas de esa manera tan profesional fue lo que me llevó a querer estar ahí.
Entrar ha sido un sueño cumplido. Desde pequeño sabía que me dedicaría al mundo del arte, y tenía muy claro que empezaría en la música. Para ello, había un montón de formas, pero yo quería que fuese OT, porque quería vivir esa experiencia. Cuando te dedicas a este mundo, normalmente eres tú con tu música hasta el fin del mundo. Sin embargo, entrar en la Academia supone llevar a tu terreno canciones de otra gente, hacerlas tuyas durante tres minutos, y eso junto con las clases, conocer a la gente, etc.,ha sido algo muy grande. Es verdad que es duro, pero en tu día a día pasas por muchas cosas duras y no por eso te vas a quedar parado. Operación Triunfo es la experiencia de mi vida y me encantaría poder olvidarla para volver a vivirla de nuevo.
Fue fuerte. Yo siempre lo he sentido como un hobby. Me conectaba, hablaba con la gente, jugaba tranquilamente… era mi espacio seguro. Lo más raro de todo ha sido volver a hacer algo que hacía siempre, en mi silla de siempre, en mi ordenador de siempre, pero de repente ver que el chat iba corriendo porque había 15.000 personas conectadas en vez de 15.
Sí, es una cosa que tengo muy clara. En cuanto me asiente en Madrid lo haré de forma más habitual.
Simplemente estábamos hablando y surgió de manera natural. No fue ni de lejos una cena de trabajo en la que dijimos “Vamos a sentarnos a hablar”. Los dos teníamos ganas de juntarnos y estuvimos muy cómodos. No puedo confirmar nada porque ni siquiera yo sé si se va a dar.
Entrevista: F. Javier Girela
Fotografía: Flavio Orsolato
Estilismo: Juan Luis Ascanio
Producción: Asha Martínez
Talent Manager: Loreto Quintanilla
Maquillaje y peluquería: David Peláez para Cool Producciones
Asistente de fotografía: Paula Díaz Marcos
Asistente de estilismo: María José Villar, Gema Cardona, Paula Sánchez y Juan Fernando Palacios.
Dirección de arte: Fer Vallespín
Dirección de moda: Joana de la Fuente
