Música

Billie Eilish, J Balvin, Lola Índigo, Nicki Minaj y otros 200 músicos se unen contra la IA

La industria de la música exige protección frente a la inteligencia artificial en una carta firmada por más de dos centenares de artistas (a quienes no les gustaría ser reemplazados por un robot).
Billie Eilish en la Met Gala de 2022.
Billie Eilish esperando a la IA en la Met Gala de 2022.Cindy Ord/MG22/Getty Images

“Más de 200 artistas instan a las plataformas tecnológicas a que dejen de devaluar la música”. Así de contundente es el grito de guerra al que Billie Eilish, J Balvin, R.E.M., Elvis Costello, Nicki Minaj, Stevie Wonder y otros numerosos músicos de perfil alto se han acogido esta semana en una carta abierta que, solo para asegurarse el tiro, incluye también a los herederos de Frank Sinatra y Bob Marley, así como algunos nombres nacionales, con Lola Índigo y Manuel Carrasco a la cabeza. El objetivo de la Artist Rights Alliance, pues así se denomina el colectivo, es garantizar a los trabajadores de la industria musical una mínima protección ante el desarrollo de herramientas que, a través de la IA, acaben menoscabando o incluso sustituyendo al trabajo humano.

Antes de que te dé por pensar que Billie Eilish se ha vuelto ludita, el comunicado empieza reconociendo “el enorme potencial que la IA tiene para hacer avanzar la creatividad humana”, siempre y cuando se utilice de manera responsable. De lo contrario, la tecnología presenta un desafío existencial, o una gigantesca amenaza a lo que los artistas firmantes consideran su “habilidad para proteger nuestra privacidad, nuestras identidades, nuestra música y nuestra subsistencia”. Y este parece ser el quid de la cuestión: cuando la práctica de generar sonidos nuevos a través de un entrenamiento basado en la obra de artistas y escritores (que, por supuesto, no han dado su consentimiento) se ha convertido ya en una realidad tangible, es lógico que la comunidad musical reaccione. Dicho de otro modo, a Camila Cabello no le han hecho demasiada gracias esas versiones AI de canciones de Queen aparentemente interpretadas por ella. De hecho, puede que le hayan dado escalofríos.

“Este asalto a la creatividad humana debe ser frenado”, asegura la carta. “Debemos protegernos ante el uso depredador de la IA para robar las voces y la imagen de artistas profesionales, violar los derechos de los creadores y destruir el ecosistema musical”. A nadie se le escapa quiénes serían los más beneficiados en el momento en que esta tecnología desate todo su poder, dado que las multinacionales llevan décadas haciendo todo lo que esté en su mano para conseguir que los artistas se lleven una porción cada vez más pequeña del pastel. No es difícil imaginar un futuro cercano donde todos los cortafuegos éticos y morales hayan fallado. Un futuro donde, pongamos por caso, Amy Winehouse saque nuevo disco con canciones completamente inéditas… Sin irnos hasta esos extremos, la IA se ha empezado a utilizar a día de hoy para reducir costes y tomar algunos atajos en producciones audiovisuales como WandaVision o True Detective, cuando lo cierto es que tanto Disney como HBO podrían haber hecho sin problemas el esfuerzo de contratar a profesionales humanos para desempeñar esas tareas. La tentación de reducir costes pulsando un botón es, en suma, demasiado poderosa para un capitalismo que solo entiende de números, no de personas (y no digamos ya de cuestiones artísticas).

El pasado mes de febrero, Universal Music Group retiró de TikTok a todos los artistas de su catálogo, citando las aplicaciones de IA como una de las razones que les impulsaron a no renovar su contrato con la plataforma. Es decir, que UMG estaba harta de ver cómo trozos de su propiedad intelectual eran replicados sin control alguno dentro de un entorno digital que, según reconoció en un comunicado, significa menos del 1% de sus ingresos anuales. Hay, potencialmente, mucho dinero en juego, pero también se están empezando a generar iniciativas como la de la Artist Rights Alliance, encaminadas a poner una serie de barreras preventivas antes de que algún ejecutivo sin escrúpulos decida abrir la caja de los truenos. En última instancia, la pelota está en manos de nosotros, los consumidores. Quizá deberíamos dejar de compartir esos horribles vídeos que imaginan cómo sería Star Wars dirigida por Wes Anderson y mantener una actitud mucho más crítica con la versión más cínica y deshumanizadora de la IA. Hablamos de un salto tecnológico que podría abrir una nueva edad de oro para la creación humana… o destruirla por completo. No podemos permanecer pasivos ante algo así.