El entretiempo ya ha llegado y es el momento de sacar a pasear las chaquetas básicas. Dos veces al año, se produce este evento meteorológico que nos obliga a hacer malabares con nuestros looks. Reconocerás este periodo – bien entre primavera y verano o bien entre verano y otoño– porque las temperaturas fluctúan de forma delirante y de un momento a otro sin previo aviso. Puedes salir de casa con 30 grados y que, al rato, el termómetro caiga hasta los 10 grados, de ahí que necesites una prenda ligera a modo de porsiacaso, por si esto sucede.
Si eres de los fuertes de voluntad (y adelantados a la moda del futuro) y vives con esos básicos atemporales de calidad, como aconsejaría Cary Grant –, hay una encrucijada de la que no puedes escapar: ¿Cuántas chaquetas necesitamos? Y lo más importante de todo, ¿cuáles son las chaquetas básicas, las que todo el mundo etiqueta como “las que hay que tener” y que jamás pasan de moda? Echamos cuentas.
La vaquera
Hay que tener una chaqueta denim que te quede bien, porque con ella es imposible quedar mal. El señor Levi's la inventó allá por 1880 para ser la acompañante perfecta de los pantalones de mezclilla de los mineros del lejano Oeste, como una suerte uniforme de trabajado que ahora nos parece lo más moderno del mundo, sin serlo. Desde entonces no te la has quitado, porque es resistente, atemporal y pega con todo.
Tiene la capacidad de salvarte siempre: sirve como capa principal desde los últimos coletazos del invierno y hasta atravesar toda la primavera, te acompaña en esas noches de verano que refresca y en los primeros días del otoño. Incluso en invierno puede llegar a convertirse en la capa intermedia preferida de los que más saben de moda y todos aquellos que evitan pasar por el aro del chaleco acolchado.
Si combinas su color con el de tus pantalones vaqueros, conseguirás el “traje” de moda de las últimas temporadas.
*Nota: si quieres estirar su versatilidad hasta el invierno, añádele borrego en el forro.
La chupa de cuero
Es la chaqueta de los malotes, de los peligrosos, de los que les gusta jugar con la vida. Los hermanos Schott crearon en los años 20 del siglo pasado esta chaqueta de cuero para proteger a los moteros de los accidentes. Tan bien les quedó que la bautizaron como 'Perfecto'. Pronto, adquirió cierta popularidad entre los jóvenes rebeldes que la adaptaron a su look diario, y así hasta llegar a nuestros días, en los que Jeff Goldblum la ha convertido en su segunda piel –y todos sabemos que Goldblum viste mejor que tú y todos nosotros juntos.
La Harrington
Dos americanos crearon la chupa de cuero de los chicos malos, mientras dos ingleses crearon la chaqueta de los chicos buenos. James e Issac Miller, fundadores de la marca Baracuta, confeccionaron en 1937 esta cazadora simple y elegante. Hay días que preferirás la de cuero para crear un look más agresivo y otros, la Harrington para conseguir un aspecto más pulido y sencillo, como hicieron en el pasado James Dean o Steve McQueen y hacen hoy Brooklyn Beckham o Jason Statham.
La bomber
Es la chaqueta de los superhéroes de principios del siglo XX: los aviadores, porque la bomber que conocemos hoy es la versión ligera de la la flight jacket ideada por Leslie Irving en 1926 (la primera versión de la chaqueta de aviador era de piel y forrada de borrego). La versión acolchada de Nylon (conocida como MA-1) es obra de Alpha Industries y, por su historia, a caballo entre los héroes de guerra de los 50 y las juventudes más rebeldes de los años 80, se ha convertido en una chaqueta básica que sirve para todo. Incluso la visten los presidentes de gobierno.
La sobrecamisa
La camisa que se viste como una chaqueta se ha convertido en la cazadora básica de las últimas temporadas para los que más saben de moda. La primera chaqueta vaquera que creó Levi Strauss en 1880 –pensada para ser una camisa más que una chaqueta– puede ser considerada la versión piloto de lo que hoy conocemos como sobrecamisa. Gracias al auge del streetwear y el estilo workwear –ese que recupera los uniformes de trabajo como piezas de culto fashionista–, esta chaqueta se ha erigido como la favorita para surfear el entretiempo.
Multibolsillos
Las tendencias de los últimos años han recuperado las chaquetas multibolsillos, y aquí la reina es la sahariana. Su origen es militar, como el de la mitad de nuestro armario. Durante el periodo colonial, formaba parte del uniforme de los soldados. Su tejido ligero de algodón o lino permitía a sus portadores sobrellevar el calor en África y camuflarse en el entorno por su color (entre tierra y khaki). Yves Saint Laurent la convirtió en objeto de lujo en los años 60 y hoy la visten desde el rey Carlos de Inglaterra hasta David Gandy o David Beckham. La reconocerás por sus cuatro bolsillos, sus galones en los hombros y por ir ajustada a la cintura con un cinturón o unos ceñidores.
Blazer
La blazer es otra de las prendas que no puede faltar entre las chaquetas básicas. A primera vista, puede parecer un americana de un traje, aunque tienen ciertas diferencias. La principal es que el tejido de la blazer es más sport que el de la americana. Si la combinas con un pantalón en el mismo tono, conseguirás un traje casual. Y si la llevas con vaqueros y una camiseta, tendrás como resultado el uniforme informal del siglo XXI.
La favorita
Aquí llegamos a un punto esencial. Todas las chaquetas anteriores convalidan con “La favorita”. Encontrar esa chaqueta que te sirve para todo y que no te quitas para nada es más importante que tener el armario repleto de otros modelos. No estamos hablando de una chaqueta que te queda bien, sino de esa chaqueta irremplazable. Cuando la encuentras, ya nada te separará de ella. No hay dos, tres o cuatros, es sólo una. La primera y única opción que te cambia hasta el humor.