Las mochilas de hidratación se han convertido en unas de las mejores soluciones al “dónde meto las llaves y el móvil” o “cómo llevo agua u otros líquidos” durante la práctica de todo tipo de deportes de exterior, —sí, hemos dicho deportes—. Que el running sea el primer deporte que se te pasa por la cabeza cuando escuchas las palabras "mochila de hidratación”, no significa que tú, que este verano has desempolvado la bici que llevaba años en el trastero, no puedas beneficiarte de las ventajas de incorporar este accesorio a tus entrenamientos al aire libre.
Aunque principalmente atribuido a los runners, lo cierto es que las mochilas y bolsas de hidratación también se han vuelto muy populares dentro de deportes de montaña, desde el senderismo o la escalada hasta, incluso, el ciclismo.
Uno de los principales puntos a favor de su uso es la posibilidad de llevar una mayor cantidad de agua que en una botella tradicional y, de paso, hacerlo de una forma más práctica; la gran mayoría de marcas cuenta, bien con bolsas elaboradas en un material flexible, bien con botellas especiales que, al ser menos rígidas que las de plástico, se ajustan mucho mejor a la estructura y, en el caso de los chalecos de hidratación, también a la forma del propio cuerpo.
Otra de las ventajas de este tipo de dispositivos es el fácil acceso al agua en cualquier momento de la práctica, gracias al succionador o pajita que incorporan los depósitos específicos. A diferencia de las botellas, no es necesario quitarse la mochila o emplear ambas manos para hidratarse. Además, todas, incluso las de menor tamaño, incorporan espacio para introducir aquellos objetos personales que siempre necesitamos llevar encima.
¿Qué tipos de bolsas de hidratación existen?
El tipo elegido dependerá, obviamente de las necesidades y gustos de cada uno. Las más comunes son las de formato mochila, que incorporan varios bolsillos, tanto en la parte frontal como posterior (dependiendo del modelo) con espacio para los depósitos y demás objetos personales. Un diseño que es perfecto para aquellas salidas en las que se necesita gran cantidad de agua o más capacidad de almacenaje. Esta mochila, de la marca Local Lion, tiene 18 litros de capacidad y está disponible en casi una decena de colores diferentes.
Más ligero y compacto que el anterior es este diseño en forma de chaleco de UTOBEST con hasta 5 litros de capacidad según los depositos que añadas y que incorpora de serie un depósito de 2 litros. Cuenta con una estructura que prima la transpiración y que se ajusta al cuerpo en dos puntos, en la zona del pecho.
Y es que la mejor alternativa para aquellos que priman la ligereza son los chalecos de hidratación. El sistema, en esencia, es el mismo que el de las mochilas, pero con menor capacidad. La talla es el principal aspecto a tener en cuenta; que se ajuste perfectamente al cuerpo, para que no se desplace con el movimiento, es clave. El modelo ADV Hydra Vest, de la marca Salomon, elaborado en un material que favorece la transpiración y con varios bolsillos (tres en la parte frontal y uno en la trasera), es uno de los más vendidos en Amazon.
Por último, las riñoneras, la opción para quienes buscan despejar los hombros y llevar todo el peso a la cintura. Este modelo de CamelBak, una de las marcas más populares de bolsas de hidratación, pertenece a una colección pensada para ciclistas. Pesa un poco más de 300 gramos y tiene un total de 2,5 litros de capacidad (1,5 de los cuales está reservado para el depósito de agua), repartidos en varios bolsillos con espacio para lo esencial.
