Creo que todos podemos estar de acuerdo en que las aulas deberían ser un espacio privado. Un espacio en el que conviven cerca de veinte menores de edad unas seis horas al día debería ser un lugar seguro, tranquilo, libre de la mirada de gente ajena a la realidad del aula.
Dicen que la mirada del observador modifica el comportamiento del objeto observado. Es un viejo principio filosófico confirmado por los especialistas en física cuántica en el que he pensado viendo el otro día una cosa que me horrorizó en TikTok.
He visto un buen número de profesores TikTokers que graban momentos de su día a día en el aula y lo comparten con sus seguidores. ¿Con qué objetivo? Con uno solo. El de mostrar lo mucho que molan.
He visto a un profesor que decora su clase con elementos de Super Mario explicando cómo, en los recreos, deja que sus alumnos jueguen a la versión retro de la Nintendo 8 bits. ¡Cómo mola!
He visto a otro mostrar cómo reaccionan sus alumnos al momento de revelación del horario de este año. ¿Mates después del recreo? ¡OH-NO! ¡Qué mono!
He visto a uno presumiendo en sus TikToks de tener la “mejor clase de España” y enseñando uno tras otro sus sistemas, a cual más aterrador y antipedagógico. El plato fuerte para mí fue un ranking en el que estaban, a la vista de todo el mundo, todos los estudiantes ordenados por “quién leía más”. El que más leyera era “el influencer de la semana”.
No salen sus alumnos en imagen, claro, pero en realidad sí que salen. Salen sus reacciones, sus voces, sus canciones, sus chistes, sus frases.
¿Pueden unos alumnos ser naturales en una clase cuando saben que su profesor es una estrellita de TikTok y les está grabando para ver si dicen algo gracioso mientras ellos preparan una actividad?
¿Es ético utilizar recursos de una escuela para promocionar las cuentas personales del adulto responsable de la educación de los chavales?
¿Cómo es posible que mandes a tus hijos al colegio y su profesor decida pasar su hora de inglés grabándose haciendo una actividad para que lo vea todo el mundo en su cuenta sobre si mismo?
Una ventana increíble para ver sus horribles prácticas y su nefasto uso del inglés, del que encima presumen.
Los profes que graban TikToks deberían grabar esos vídeos en su casa o en el aula, si quieren, pero fuera el horario de la escuela y nunca durante el tiempo que pasan con sus alumnos. Ellos no deberían participar nunca en esas rutinas terribles a la caza del like, más que nada porque son totalmente antieducativas. Que sea su maestro quien les introduzca en esa costumbre es directamente perturbador.
