Música

It's murder on the dancefloor!: Cómo un viejo éxito de Sophie Ellis-Bextor ha provocado una guerra entre TikTok y la industria musical

Tras volver a ponerse de moda gracias a la película Saltburn, Muder on the Dancefloor ha sido redescubierta por la Generación TikTok, algo que no ha gustado nada a una de las mayores discográficas del mundo.
Posado de SophieEllis Bextor.
Ha habido un asesinato, pero no en la pista de baile.Universal Music

¿Tienes la sensación de que últimamente estás escuchando la canción Murder on the Dancefloor por todas partes? Bien, pues eso está a punto de cambiar: el acuerdo que Universal Music Group mantenía hasta ahora con TikTok ha expirado este 1 de febrero, puesto que ambas compañías han sido incapaces de renovar sus términos de manera satisfactoria. Con la compensación de los artistas y las aplicaciones de la inteligencia artificial como principales caballos de batalla, esta gran escisión entre el gigante de las redes sociales y Universal tiene como consecuencia inmediata la retirada de artistas como Taylor Swift, los Beatles, SZA, Bob Dylan, Harry Styles, Adele, Drake, U2, Coldplay, Ariana Grande o, sí, Sophie Ellis-Bextor de su catálogo. De hecho, podríamos decir que todo este lío ha estallado por culpa de Ellis-Bextor, si bien ella no ha sido consciente y, de hecho, podríamos decir que es la principal beneficiada.

Para comprender el Dancefloorgate hace falta retrotraernos hasta el año 2001, cuando la joven cantante de Theaudience (un grupo que apareció cuando el Britpop empezaba a declinar y del que hoy ya nadie se acuerda) fichó por el sello Polydor para lanzar su primer disco en solitario. Sophie Ellis-Bextor recuerda que uno de sus primeros movimientos fue ponerse en contacto con Gregg Alexander, productor musical y cantante de los New Radicals, quien escribió la estructura fundamental Murder on the Dancefloor dentro de su propio coche, justo después de que este lo dejase tirado de camino a una discoteca. Tal como la artista recordó en 2019, “terminamos la letra y recuerdo que Gregg me llamó justo cuando terminé de cantarla. Es un tío muy extravagante. Un amor y muy talentoso, pero literalmente ni siquiera me saludó: solo entró diciendo ‘Sophie, más te vale no robarme los pasos, Sophie’ (en referencia al estribillo de la canción). No supe decir si de verdad estaba enfadado o no. Por suerte, resultó que estaba muy contento”.

Murder on the Dancefloor se lanzó como segundo single del disco Read My Lips en diciembre de 2001 y llegó a alcanzar el segundo puesto en la lista británica de los más vendidos, convirtiéndose también en el mayor éxito de Ellis-Bextor a nivel internacional. Aparte de una versión orquestal que ella misma regrabó como bonus track para el recopilatorio The Song Diaries (2019), la canción tuvo una cover cantada en chino por la estrella hongkonesa Kelly Chen y otra, titulada Murder In The Dancehall, en la que el rapero sueco Papa Dee se la llevaba a otro terreno. Y eso fue más o menos todo hasta que la guionista y directora Emerald Fennell contactó con Bextor para incluir Murder on the Dancefloor en su película Saltburn (2023), concretamente en su secuencia final.

Cuando The Guardian le ha preguntado si alguna vez imaginó que su composición podría escucharse dentro de un contexto tan retorcido y perverso como el de esta fábula clasista (en el sentido más amplio del término), Ellis-Bextor responde que “sí, absolutamente (…) Creo que lo que Emerald ha logrado de forma brillante es apelar a ese sentimiento, con el que todo el mundo se puede identificar, de entrar en ambiente y pensar: ‘Oh, Dios mío, esta gente ha sido criada de una manera muy diferente a la mía y no me había dado cuenta de que eso era una opción’. Observar esas diferencias y sentir que forma parte de una casta completamente distinta”. Por supuesto, Saltburn utiliza la canción como parte de una celebración victoriosa sobre la que, quizá, no convenga explayarse aquí por temor a incurrir en spoilers, de modo que únicamente aludiremos a su capacidad para mantenerse en el recuerdo del espectador cuando otras secuencias más teóricamente provocativas empiezan a desvanecerse. En otras palabras, la comunión entre Murder In The Dancehall y las imágenes de Saltburn han dado como resultado una recontextualización del antiguo éxito que, de paso, lo ha vuelto a poner de moda, redescubriéndolo así para toda una nueva generación.

Cientos de bailes virales en TikTok, algunos de los cuales parecen interpretar el final de la película completamente han revés, volvieron a aupar a la canción hasta el puesto número dos del UK Singles Chart, exactamente el mismo que alcanzó más de dos décadas atrás. Sin embargo, la cantidad de atención que los usuarios de la app dirigieron hacia Murder on the Dancefloor durante los primeros compases de 2024 ha sido lo que acabó encendiendo todas las alarmas de Universal, impulsándoles a revisar su contrato con una empresa a la que ahora acusan, vía carta abierta, de suponer “solo el 1% de nuestros ingresos totales”, lo cual les parece una prueba de “lo poco que TikTok compensa a los artistas y compositores, a pesar de su masiva y creciente base de usuarios, su veloz crecimiento en ventas derivadas de la publicidad y su cada vez más importante dependencia de contenidos relacionados con la música”. Por si fuera poco, el sello musical ha revelado que, durante las negociaciones que acaba de mantener con su nueva bestia negra, incluso las ofertas más generosas de TikTok solo representaban una minúscula fracción de lo que otros servicios similares pagan a los creadores musicales.

Sophie Ellis-Bextor, por su parte, está bien. No solo ha anunciado un relanzamiento de Murder on the Dancefloor en edición limitada (y por primera vez en formato vinilo), sino que también planea cantarla durante la ceremonia de entrega de los BAFTA y, bueno, a lo largo y ancho de una nueva gira por todo el mundo. También ha dado su visto bueno a una nueva versión, esta vez a cargo de Royel Otis, sino que también observa con orgullo todas las ramificaciones de su triunfo viral, como cierto vídeo de un restaurante indio o las últimas declaraciones de Dave Grohl. “Es algo realmente mágico”, le confesó a The Guardian. “Y, para ser sincero, no creo haberlo procesado del todo aún… Es extraordinario. Es una canción que llevo veinte años cantando y que aún me encanta cantar. Amo la forma en que la gente reacciona cuando la interpreto en directo, pero el hecho de que ahora haya gente nueva descubriéndola, de que esté creando nuevos recuerdos en la gente, es algo precioso”.

DJ, voy a quemar este maldito edificio ahora mismo.