La razón por la que más parejas rompen no tiene nada que ver con celos ni infidelidades

A veces, las relaciones acaban y la razón suele ser más simple de lo que crees.
Ross y Rachel de Friends
Friends (NBC, 1994-2004)

Cuando pensamos en las razones por las que tiene lugar una ruptura amorosa, lo más seguro es que lo primero que se nos venga a la cabeza sea que hubo celos, infidelidades o que, simplemente, se acabó el amor. Pero hay algo que tendemos a olvidar y que es mucho más importante: el crecer como personas al mismo tiempo.

En cualquier tipo de relación, crecer e ir cambiando es fundamental para lograr nuestro mayor potencial, tanto de forma personal como en pareja. Cuando esto solo ocurre por una de las partes, las dinámicas entre ambas cambian. Una persona se vuelve más paternal y cuida al otro y el otro, por su parte, se convierte, por decirlo de alguna forma, en el niño de la relación. Esto, evidentemente no puede ser sano, porque nos impide evolucionar juntos.

Cuando no nos esforzamos por crecer, dejamos de ser conscientes de cuáles son nuestros fallos y de cómo nuestra forma de pensar, hablar o actuar afectan a los demás. Y cuando esto ocurre, nuestra relación deja de evolucionar, deja de ser madura y es el otro quien carga con todo el peso sobre sus hombros.

Al darse esta situación, la persona que sí esta madurando acaba desarrollando cierto resentimiento, porque se convierte en responsable de todos los aspectos de la pareja: desde la convivencia, hasta los planes que hacen juntos, pasando por el intentar tener una comunicación adecuada. Si esto se prolonga en el tiempo, lo más seguro es que la relación se termine rompiendo, porque ninguna de las partes está en el mismo momento de su vida.

Pero, ¿hay alguna forma de cambiarlo? ¿Cómo podemos intentar evitar que esta dinámica se imponga a nuestros sentimientos? Lo primero es asumir que cambiar y madurar son partes fundamentales de la vida: a medida que vivimos ciertas cosas, aprendemos de ellas y nuestra forma de ver el mundo deja de ser la misma. Si esto no es algo común entre ambos, se crea una distancia entre nosotros.

Para que una pareja tenga futuro y dure para siempre, las dos personas deben estar dispuestas a afrontar esos cambios juntos. Es un camino de re-descubrimiento personal constante que siempre es más llevadero cuando se hace acompañado. Si lo recorremos y nos dejamos acompañar por nuestra pareja, nuestro vínculo se fortalecerá y nuestra conexión será capaz de sobrevivir al paso del tiempo.

Ante todo, debemos priorizar una comunicación abierta y sincera, porque es la base de cualquier relación. Contarle a la persona que queremos nuestros objetivos, sueños, aspiraciones, pero también nuestros miedos y dudas. Su punto de vista jugará un papel muy importante en nuestro camino hacia el éxito y nosotros mismos podremos ayudarle con el suyo. Se creará entonces un espacio seguro en el que existe una confianza y compresión plena.

Puede ser muy útil encontrar actividades que a ambos nos apasionen para hacerlas juntos y motivarnos a mejorar. Puede ser un deporte, empezar cerámica, o leer. Cualquier cosa que sea un nexo de unión entre ambos y nos haga aprender al mismo tiempo algo nuevo. Y es que, si hay algo importante en toda relación es el que ambos nos comprometamos a seguir aprendiendo.

Aunque también debemos saber que no toda nuestra vida debe ser en común. Debemos tener espacio individual para desarrollarnos como personas de forma personal, entendiendo que cada uno debe vivir sus propias experiencias, alejándonos de los celos, la envidia o la desconfianza.

Después, podremos celebrar nuestros logros juntos y ponernos al día de todo lo que hemos vivido. Tendremos que hacer tiempo para ello, para hablar de nuestra relación y de cómo ambos notamos que estamos cambiando, abriéndonos sobre cómo, al mismo tiempo, también puede que sintamos nuestra relación diferente y trabajando sobre los problemas a los que tengamos que ponerle solución para que así no vayan volviéndose más graves.

Adoptar un punto de vista flexible y estar abiertos al cambio hará ver a nuestra pareja que entendemos sus procesos vitales y que, aunque no siempre sea fácil, la apoyaremos. Toda relación para por distintas fases y solo juntos podemos superar los obstáculos que nos encontremos en el camino.

Solo desarrollándonos de forma individual podremos llegar a tener un vínculo sano en el que uno de los pilares fundamentales sea el apoyo mutuo. Si somos un equipo, nuestra relación no tendrá por qué terminar en una ruptura amorosa.