Antiguamente, en la industria de la música (sobre todo en el soul) existía un término para referirse al atractivo indeterminado de un artista o canción: el x-plus. Dicho concepto se encuentra totalmente en desuso pero en su momento aludía a ese factor desconocido que hace que algo mole, sin saber muy bien por qué. Es el ingrediente secreto de la receta; el causante desconocido e independiente del éxito. Este concepto se puede aplicar perfectamente al mundo de la moda, y últimamente, Acne Studios parece tener un x-plus bastante poderoso.
Una vez cada par de meses y haga lo que haga, la firma de lujo con sede en Estocolmo se convierte en un fenómeno viral. Las bufandas Mohair de cuadros se tornaron en una completa obsesión para los Tiktokers del mismo modo que sus bolsos distorsionados; una vez se anunció que Acne Studios iba a ser la embajadora oficial del famoso grupo de K-Pop ILLIT, las redes volvieron a soltar fuego; y ni que decir que tiene que la campaña en colaboración con Kylie Jenner sigue siendo a día de hoy tendencia absoluta. La marca sabe algo que el resto de mortales no sabemos, o puede que ni ellos mismos lo sepan, pero parece que ya ha conseguido repetir jugada con otro de sus artículos.
Una camiseta de manga larga con inspiración futbolera y diseño aparentemente sencillo ha vuelto a despertar la atención de todo el mundo y lo más curioso de todo es que ni siquiera se trata de un nuevo lanzamiento. La prenda veía la luz por primera vez en el showroom de temporada del año pasado y, pese a que es ciertamente bonita (con unos gráficos estilizados y temáticos, la marca bien grande en la espalda en una enorme etiqueta, un trampantojo en forma de castillo cosido en el pecho izquierdo y un fondo de rayas rosas y blancas), tampoco se podría decir que es una camiseta que llama la atención en demasía. Entonces ¿cómo ha llegado a ser tan popular?
La razón principal es la coherencia. Y es que Acne Studios ha estado siempre muy orgullosa de su amor por el deporte rey y lleva inspirándose en el fútbol para confeccionar sus colecciones prêt-à-porter desde mucho antes de que se pusiera de moda esto que ahora llamamos blokecore. En 2018 mismamente, sacaba a la luz una colección llamada "Fotbollsklubb", toda una oda al balompié con bufandas, calcetines, camisetas y chándales listos para sacar al campo. Se trataba, sin embargo, de prendas muy sencillas y alejadas del glamour fashionista, pero precisamente ahí se esconde la magia: era ropa sin pretensiones, nacida directamente de la pasión por el deporte y no por la búsqueda del impacto.
Jonny Johansson, cofundador de Acne Studios, lo ha dejado claro muchas veces: le encanta el fútbol, y eso es perfectamente apreciable en todos sus movimientos. El año pasado, por poner otro ejemplo, la firma diseñaba las zapatillas Boltzer, una versión personal de las Total 90 II de Nike (totalmente metalizadas y con franja arcoíris) que fueron un bombazo básicamente porque, para ese entonces, el furor por la estética futbolera ya estaba haciéndose un hueco en el lujo. La camiseta de Acne Studios es como una confirmación para sus seguidores más acérrimos de que su marca favorita siempre “ha tenido razón”. Es la prueba definitiva y el culmen de un recorrido.
Vibrante pero sencilla, a la cresta de la tendencia pero casi sin quererlo y muy genderless. Es lógico que los más jóvenes se vuelvan locos por ella. Algo tan deportivo y familiar como una camiseta de fútbol se convierte en un artículo mucho más cool, fresco y dinámico cuando se suaviza de esta manera tan discreta. Es el premio de la insistencia o la suerte del que se encuentra justo ahora debajo de los focos.
